Pase por el baño, no sin antes consumir.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Pura Vida #1


Luís, 35 años.

Santafesino de nacimiento y elección. Hincha fanático de Unión. Hace 25 años va al estadio de la avenida a sufrir y disfrutar del club de sus amores. Con su padre solían ir al codo, costumbre que, junto con usar la camiseta del subcampeonato del 79, respeta partido tras partido.

Cada vez que un jugador adversario va a patear un córner, Luís se acerca al tejido para insultarlo. Despotrica cuanta palabra obscena encuentra en su, cada vez más extenso, léxico ofensivo. Lejos de la catarcis o canalización de tensiones a las que refieren los psicólogos, Luís piensa esta tarea como un deber, siente hacer un pequeño aporte al club rojo y blanco.

Dice tener una gran responsabilidad, durante la semana toma el trabajo de estudiar al jugador rival que patea los tiros de esquina. Le interesa conocer sus anteriores equipos, sus debilidades, lesiones, rumores mediáticos y, especialmente, aprender el nombre de la novia, a quién va a dedicar sus más ingeniosas palabras.

Un vez faltó a un partido, nacía su primer y último hijo justo a la hora del comienzo del cotejo, situación que desesperó a nuestro particular amigo que seguía el juego con una pequeña radio. Ni la precariedad de la radio, ni el bajo volumen que tenía para no molestar a la futura madre le impidió escuchar el gol de la derrota. Sobre la hora Martín Palermo intercepta una pelota venida de un espléndido tiro de esquina con la cabeza y la deposita en la red local. Desde aquella tarde en donde fué inmensamente feliz y triste en iguales proporciones no dejó de ir un sólo partido, leal a su altruista tarea.

Algunos piensan que Luís es ordinario, yo lo creo extraordinario.

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